viernes, 25 de octubre de 2013

Segundo día: Maldiciendo a la ley antitabaco

Tiene su parte buena esta ley:

  • Para los menores de edad y jóvenes que aún no han empezado a fumar. Se les está acostumbrando a que fumar ni es guay ni es saludable, con lo que se sienten modernos y progres no fumando, todo lo contrario de lo que pasaba en mi adolescencia y juventud.
  • Para quienes tenían poco hábito: Les ha resultado fácil adaptarse a estar en sitios donde antes se podía fumar y ahora no, con lo que poco a poco el hábito desaparecerá o seguirá siendo de bajo nivel.


Peroooooo.... para quienes teníamos el hábito muy arraigado y concretamente para mí:

  • Aumenté el consumo de cigarrillos diarios.
  • Fumé con más ansiedad y con caladas más profundas.

Quiero dejar muy claro que:


  • Las dos últimas leyes antitabaco me han perjudicado en nivel progresivo, la primera menos y la segunda más.
  • Han retrasado el momento en el que habría dejado de fumar. Sin estas leyes, con alta probabilidad yo ya lo habría dejado hace tiempo.
  • No es positivo para un fumador, enseñarle esas imágenes en las cajetillas ni decirle que se va a morir de un cáncer de pulmón, de garganta o con los dientes negros como de antracita. Le provocará mayor ansiedad y le será más difícil dejar de fumar.
  • No es positivo para un fumador que se le considere un apestado o un delincuente. No le animará a dejar de fumar.
  • Si he dejado de fumar (de momento) no ha sido gracias a ninguna de esas mierdas de leyes. Tampoco es por querer agradar a nadie. Es porque yo he querido, porque tengo demasiadas bronquitis en un año y, al margen de que pudiera tener alguna alergia, cosa que mi médico no ha querido investigar aún, sé que si dejo de fumar disminuirá la frecuencia de esas bronquitis. Es porque estoy pasando por una bien gorda. Pero, repito, no le debo nada a esta puñetera ley, todo lo contrario.

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